#124 DA 191225 Detección por haz: De lo tradicional a lo avanzado

La detección temprana de humo es un componente crítico en la protección contra incendios, especialmente en espacios donde los detectores puntuales pierden efectividad debido a la altura, el volumen o las condiciones del ambiente. Para atender estos retos, los detectores de humo por haz, en sus distintas variantes, se han consolidado como una alternativa confiable para la vigilancia de áreas amplias.

Con el tiempo, esta tecnología ha evolucionado hacia sistemas más avanzados basados en análisis óptico e imagen, siendo los OSID una de las soluciones modernas más conocidas dentro de esta categoría. Haz proyectado, haz reflejado y soluciones de imagen conviven hoy como parte integral del diseño de detección en techos altos y grandes espacios.

¿Qué son los detectores de haz proyectado?

Los detectores de haz proyectado utilizan un rayo óptico (generalmente infrarrojo) que se envía desde un emisor hacia un receptor o reflector. Este haz atraviesa el espacio protegido y, si el humo ingresa en su trayectoria, reduce la cantidad de luz que llega al receptor. Cuando esa reducción supera un umbral definido, se genera la alarma.

A diferencia de los detectores puntuales, que cubren un área relativamente pequeña alrededor de cada dispositivo, los de haz proyectado pueden vigilar decenas de metros con un solo par emisor–receptor, lo que los vuelve ideales para:

  • Atrios y centros comerciales.
  • Naves industriales.
  • Centros logísticos y almacenes de gran altura.
  • Auditorios, iglesias y museos.
  • Grandes pasillos o espacios de tránsito elevado.

Su amplio rango y facilidad de instalación sobre estructuras altas los convierten en una herramienta versátil y eficiente.

¿Por qué surgieron y qué problema resuelven?

Los detectores de haz se desarrollaron para resolver limitaciones comunes en techos altos:

  • Los detectores puntuales pueden quedar demasiado lejos del punto donde se acumula el humo.
  • El mantenimiento de dispositivos puntuales en grandes alturas puede ser complicado y costoso.

Los de haz proyectado, al cubrir grandes áreas con menos dispositivos, permiten mantener una detección efectiva con menor impacto en la operación del edificio.

¿Cómo funcionan?

El principio básico de funcionamiento es la atenuación óptica.
Un emisor envía luz hacia un receptor; cuando el humo ingresa a la trayectoria del haz:

  1. La luz se atenúa.
  2. El receptor detecta la disminución.
  3. El sistema determina si la reducción corresponde a humo o a un objeto temporal.
  4. Si el nivel supera el umbral configurado, se activa la alarma.

Los modelos modernos pueden compensar automáticamente pequeñas desalineaciones, variaciones de temperatura y movimientos estructurales.

Tipos de detectores de haz

Existen dos categorías principales: proyectado y reflejado.

1. Detectores fotoeléctricos de haz proyectado.

Son los más comunes. Utilizan un emisor y un receptor independientes.

Características:

  • Detectan humo únicamente por atenuación del haz.
  • Mayor susceptibilidad a vibraciones, polvo o desalineación.
  • Funcionamiento estable en edificios con pocas variaciones estructurales.
  • Requieren mantenimiento periódico para limpieza y verificación de alineación.

Son adecuados para áreas amplias donde el ambiente es relativamente estable y limpio.

2. Detectores de haz reflejado

En este diseño, el emisor y receptor están en el mismo dispositivo, y frente a ellos se coloca un reflector que devuelve el haz.

Características:

  • Instalación más sencilla (solo un cableado, solo un punto activo).
  • Deben colocarse reflectores altamente visibles y libres de obstrucciones.
  • Sensibles a:
  • Acumulación de polvo en el reflector.
  • Vibraciones del soporte.
  • Humedad que pueda distorsionar el rebote óptico.
  • Su alcance depende de la calidad del reflector y de las condiciones ambientales.

Son ideales cuando solo se puede instalar un dispositivo activo en un extremo del espacio.

OSID: Evolución del haz proyectado

Para resolver las limitaciones típicas de los detectores de haz tradicionales, surgieron tecnologías basadas en óptica dual y mejoras mecánicas, siendo la más conocida OSID (Open-area Smoke Imaging Detection).

Aunque OSID pertenece a la familia de detectores de haz proyectado, incorpora funciones que aumentan la robustez del sistema, especialmente en ambientes difíciles.

Algo importante:
OSID NO detecta humo usando análisis de imagen o video.
La cámara o sensor óptico solo sirve para alinear y localizar el emisor, no para determinar si hay humo.

¿Qué hace diferente a OSID?

1. Emisión dual IR/UV (la clave de la detección)

El emisor OSID proyecta dos longitudes de onda:

  • Infrarrojo (IR)
  • Ultravioleta (UV)

El receptor compara la atenuación de ambas para diferenciar entre:

  • Humo real (produce patrones consistentes en ambas longitudes).
  • Polvo.
  • Objetos sólidos.
  • Interferencias momentáneas.

Esto reduce drásticamente falsas alarmas.

2. Receptor con sensor óptico para alineación.

El receptor incluye un sensor tipo cámara, pero su función es:

  • Localizar al emisor dentro de un campo de visión amplio.
  • Permitir tolerancia angular alta.
  • Corregir automáticamente pequeñas desviaciones.
  • Reconocer obstáculos grandes.

OSID no sustituye a los detectores de haz tradicionales:
es la versión más robusta y confiable para ambientes retadores.

¿Qué dicen las normas?

NFPA

Las normas técnicas reconocen el uso de detectores de haz proyectado como solución válida para:

  • Techos altos.
  • Areas abiertas.
  • Lugares donde los detectores puntuales no son prácticos.

También señalan la importancia de:

  • Mantener una línea de vista libre.
  • Seguir las instrucciones del fabricante.
  • Aplicar mantenimiento periódico para evitar acumulación de polvo o suciedad.

NOM (México)

La NOM-002-STPS exige sistemas capaces de detectar humo oportunamente en cualquier zona de riesgo. Los de haz proyectado se consideran adecuados para espacios grandes donde otras tecnologías pueden no ser suficientes.

FM Global

En el contexto asegurador, los de haz proyectado son aceptados en:

  • Almacenes.
  • Edificios con techos altos.
  • Areas donde se requiere minimizar falsas alarmas por polvo o humedad.

En muchos diseños industriales, son considerados una solución eficiente y confiable.

Ventajas de los detectores de haz proyectado

  • Cobertura de grandes distancias con menos dispositivos.
  • Funcionamiento adecuado en techos altos.
  • Mantenimiento más accesible en comparación con detectores puntuales ubicados en altura.
  • Menor cantidad de infraestructura necesaria.

Limitaciones

  • Requieren línea de vista libre.
  • Sensibles a acumulación de polvo en lentes (según el tipo).
  • Modelos tradicionales pueden desalinearse con vibraciones.
  • El alcance y la cobertura dependen estrictamente del modelo

Conclusión

Los detectores de haz representan una herramienta esencial para la detección de humo en grandes espacios donde los métodos convencionales no son suficientes.
Los sistemas proyectados y reflejados siguen siendo soluciones efectivas en entornos controlados, mientras que tecnologías avanzadas como OSID ofrecen una alternativa moderna y robusta para ambientes complejos, con mayor tolerancia estructural y una reducción notable de falsas alarmas.

La elección entre un detector de haz tradicional o una solución avanzada dependerá del entorno, las condiciones ambientales y los requisitos del proyecto, pero todos forman parte del abanico de opciones que permiten proteger de manera confiable espacios amplios y complejos.

Ing. David Trejo

Baja Design Engineering

#123 EO 131225 La corrosión en tuberías de sistemas contra incendios: causas, efectos y prevención

La corrosión en tuberías de sistemas contra incendios: causas, efectos y prevención

La corrosión en las tuberías de los sistemas contra incendios (SCI) es un problema silencioso, costoso y, sobre todo, riesgoso. Aunque el sistema esté diseñado conforme a NFPA o FM Global, si las tuberías se ven afectadas por la corrosión, la confiabilidad se reduce y el sistema puede fallar en el momento más crítico: durante un incendio.

En esta entrada revisaremos cómo se forma la corrosión en tuberías, los dos grandes mecanismos (químicos y biológicos), y qué estrategias existen para controlarla.

1. ¿Qué es la corrosión en SCI?

La corrosión es la degradación del metal por interacción con el medio que lo rodea. En tuberías de acero al carbón, las más comunes en los SCI, la corrosión se manifiesta como óxido, pitting (pequeños orificios), reducción del espesor de la pared, y en casos graves, fugas.

Un dato interesante es que, según estudios de la NFPA y FM Global, más del 70% de las fugas en sistemas de rociadores se deben a corrosión y no a defectos de fabricación o instalación.

2. Factores que propician la corrosión en SCI

Los sistemas contra incendios trabajan con agua y aire comprimido (en el caso de los sistemas secos o pre-acción), condiciones ideales para iniciar procesos corrosivos. Los principales factores son:

  • Oxígeno disuelto en el agua: cuando llenamos la tubería, el oxígeno reacciona con el acero, generando óxido.
  • Aire atrapado en las tuberías: incluso en sistemas húmedos, las bolsas de aire aceleran la corrosión localizada.
  • Material de las tuberías: el acero al carbón es más susceptible que el acero inoxidable o el CPVC.
  • Agua estancada: en tramos que no se drenan bien, el agua queda atrapada, creando microambientes corrosivos.
  • Microorganismos: bacterias específicas pueden acelerar procesos de degradación del metal.

3. Tipos de corrosión en SCI

Existen diferentes mecanismos, pero dos son los más relevantes en sistemas contra incendios:

a) Corrosión electroquímica por oxígeno

El más común. Se forma cuando el oxígeno del agua o del aire atrapado en la tubería reacciona con el hierro del acero al carbón. El resultado es la formación de óxido de hierro (Fe₂O₃ o Fe₃O₄).

El problema es que esta reacción no ocurre de manera uniforme: se concentran en “celdas galvánicas”, zonas pequeñas donde el metal se degrada más rápido, produciendo pitting. Estas perforaciones reducen la vida útil de la tubería y pueden causar fugas prematuras.

b) Corrosión inducida por microorganismos (MIC, por sus siglas en inglés)

Menos conocida, pero igual de peligrosa. Se trata de la acción de bacterias que prosperan en condiciones de baja oxigenación, agua estancada y presencia de nutrientes.

Las más comunes en tuberías de SCI son las bacterias reductoras de sulfato (SRB), que generan subproductos corrosivos como ácido sulfhídrico. El resultado: corrosión localizada y orificios que aparecen en meses, no en años.

4. Consecuencias de la corrosión en SCI

  • Fugas de agua: además de dañar infraestructura y equipos, generan pérdidas económicas y paros de producción.
  • Obstrucciones: los depósitos de óxido o sedimentos reducen el diámetro útil de la tubería, afectando el flujo hidráulico.
  • Disminución de la presión: un SCI corroído puede no entregar el caudal y presión que el cálculo hidráulico exige.
  • Fallas en pruebas: los sistemas con corrosión suelen presentar problemas en pruebas de flujo o presión, lo que obliga a reparaciones costosas.
  • Costos de mantenimiento: reemplazar tuberías corroídas es más caro que haber prevenido el problema desde el inicio.

5. Estrategias para prevenir y controlar la corrosión

La buena noticia es que existen prácticas y tecnologías para reducir el riesgo de corrosión:

a) Diseño e instalación adecuada

  • Evitar bolsas de aire en sistemas húmedos.
  • Instalar válvulas de purga para drenar correctamente.
  • Considerar materiales alternativos (CPVC, acero inoxidable) en áreas críticas.

b) Uso de sistemas de nitrógeno

En sistemas secos o pre-acción, sustituir el aire comprimido por nitrógeno reduce drásticamente la presencia de oxígeno, mitigando la corrosión.

c) Revestimientos y tuberías especiales

Existen tuberías con recubrimientos epóxicos internos que retrasan la corrosión. Aunque su costo inicial es mayor, reducen gastos de mantenimiento a largo plazo.

d) Programas de inspección y prueba

NFPA 25 recomienda inspecciones periódicas para detectar signos de corrosión: fugas, cambios de presión o presencia de depósitos en drenes.

e) Tratamientos químicos y monitoreo de agua

El uso de inhibidores de corrosión o biocidas, junto con análisis regulares del agua, ayudan a controlar la presencia de bacterias y la agresividad del medio.

6. Reflexión final

La corrosión en tuberías de SCI no es un detalle menor: es una amenaza silenciosa que puede comprometer la seguridad de toda una instalación. Reconocer sus causas —ya sea el oxígeno o los microorganismos— y aplicar estrategias preventivas es fundamental para garantizar que, cuando se necesite, el sistema responda con la fuerza y caudal para los que fue diseñado.

Un sistema contra incendios confiable no solo se diseña: se mantiene.

#122 IO 041225  El valor del criterio técnico: más allá de la normaReflexiones técnicas y buenas prácticas en protección contra incendios

Introducción

En el sector de la protección contra incendios —y en general en toda industria dedicada a la seguridad— es común escuchar frases como: “Así lo pide la norma” o “La norma no lo dice”.

Sin embargo, las normas y estándares fueron creados para establecer condiciones mínimas, no para reemplazar el criterio profesional.

Cumplir con una norma es una obligación; interpretarla correctamente es una responsabilidad.

Cumplir no siempre significa proteger

Los estándares como los de la NFPA, FM Global o las regulaciones locales son el punto de partida, no la meta final.

Un diseño puede cumplir en papel y aun así fallar en la práctica.

“El cumplimiento documental no siempre equivale a la protección real.”

Un sistema de rociadores puede cumplir con el espaciamiento máximo permitido, pero si no considera las condiciones térmicas del recinto o los patrones de obstrucción, el resultado será un sistema ineficaz.

Lo mismo sucede con los detectores: su número puede ser el correcto, pero si su ubicación ignora el flujo de aire o la presencia de ventilaciones, el riesgo de detección tardía aumenta.

Ejemplo de bombas contra incendio – Cumple la norma, pero ¿funciona?

Una bomba contra incendio puede cumplir normativamente con la curva de desempeño requerida; sin embargo, si la succión presenta condiciones hidráulicas deficientes, el desempeño real del sistema puede verse comprometido.

NFPA 20 y FM permiten presiones negativas en la succión dentro de ciertos límites —hasta −3 psi según NFPA y hasta −6 psi en criterios FM— y aun así el diseño sigue siendo considerado conforme a la norma.

Pero que sea permitido no significa que sea ideal.

Cuando la succión opera en rangos negativos:

  • Aumenta el riesgo de cavitación.
  • Se reduce la estabilidad del flujo hacia el impulsor.
  • Se generan turbulencias que afectan la eficiencia hidráulica.

La bomba puede cumplir en vacío, pero podría no entregar caudal y presión consistentemente.

El resultado: el cálculo puede cumplir, pero la bomba no necesariamente protegerá en condiciones reales de demanda.

Nota técnica destacada

La prueba de rendimiento puede indicar que una bomba “no sirve”, cuando en realidad falla porque está operando bajo presión negativa permitida normativamente.

Este fenómeno provoca:

  • Diagnósticos incorrectos, ajustes innecesarios, y reprocesos que no resuelven el origen del problema.

Cuando el diseño permite —porque la norma lo acepta— succión negativa, la bomba puede cumplir documentalmente… pero no entregar protección confiable cuando más se necesita.

La bomba cumple. El cálculo cumple. El criterio no cumplió.

Interpretar: la diferencia entre aplicar y comprender

Interpretar una norma no es modificarla a conveniencia; es entender su intención.

Cada capítulo, tabla o nota técnica surge de una experiencia acumulada: incidentes, investigaciones y lecciones aprendidas.

Por eso, el lenguaje normativo es deliberadamente flexible: deja espacio para el juicio técnico.

“NFPA 13 – 4.1.2: The provisions of this standard reflect a minimum level of protection and shall not prevent the use of superior methods or systems.”

Este tipo de enunciados recalca que el diseño no debe limitarse al mínimo, sino considerar soluciones superiores cuando el riesgo lo exige.

No esconderse detrás de la norma

Una frase que debería desaparecer de nuestro vocabulario técnico es: “No lo pide la norma.”

Las normas no pueden prever todas las condiciones, especialmente en sistemas que protegen vidas, procesos críticos o infraestructuras complejas.

Es aquí donde el criterio profesional se vuelve la herramienta más poderosa.

Diseñar o aprobar un sistema implica anticiparse a lo que la norma no cubre, evaluar escenarios particulares y documentar decisiones basadas en análisis, no en la literalidad del texto.

Criterio, ética y equilibrio

El criterio técnico no es una opinión; es una conclusión fundamentada y responsable.

Surge del conocimiento normativo, la experiencia y la ética profesional.

Implica entender el propósito detrás de cada requisito y reconocer que la protección contra incendios no se mide solo en cumplimiento, sino en intención de seguridad.

En industrias donde el objetivo final es proteger vidas, limitarse a “lo que pide la norma” puede considerarse una forma de evasión ética.

Diseñar únicamente con mínimos normativos, sin analizar el contexto o el riesgo real, es cumplir sin comprender.

Sin embargo, ejercer criterio no significa sobredimensionar ni convertir el diseño en una carga económica innecesaria.

Un diseño sólido reconoce que la construcción es una inversión, y que la optimización responsable de recursos también es parte del trabajo profesional.

El reto está en ese equilibrio:

  • Proteger sin exagerar.
  • Cumplir sin conformarse.
  • Innovar sin comprometer seguridad ni viabilidad económica.
  • El liderazgo técnico está en definir lo óptimo, no lo máximo.

“La ética en el diseño no está solo en hacer más, sino en hacer lo necesario, justificadamente y con propósito.”

La norma como excusa para no proteger

Existe una realidad incómoda: la norma, que fue creada para guiar y proteger, con demasiada frecuencia se utiliza para evadir protección.

Frases como “No lo pide la norma”, “Con esto cumplimos” o “El cliente no quiere más” se convierten en barreras que justifican decisiones mínimas aun cuando sabemos que el riesgo exige más.

Esa cultura no cambia con auditorías; se cambia desde el diseño.

Los diseñadores de sistemas contra incendio no trabajamos por confort, estética o estatus; trabajamos en un ámbito donde cada decisión influye en vidas, procesos y estructuras críticas.

Proteger no es cómodo.

Requiere esfuerzo, criterio y defender técnicamente lo que otros prefieren ignorar.

Buenas prácticas de criterio técnico

  • Revisar capítulos de fundamentos, no solo tablas.
  • Documentar decisiones con base en riesgo.
  • Validar condiciones reales de operación.
  • Considerar mantenibilidad y operación futura.
  • Aplicar ingeniería de valor responsable.
  • Revisar lecciones aprendidas de incidentes reales.

Enfoque basado en riesgo

Las normas establecen mínimos, pero el análisis de riesgo determina el nivel de protección requerido.

En industrias críticas, este enfoque ya no es opcional: es una expectativa técnica.

Límites del criterio técnico

  • El criterio no reemplaza requisitos mínimos.
  • No debe justificar omisiones.
  • Debe ser trazable y verificable.
  • Requiere respaldo técnico y documental.

Conclusión


Las normas establecen el piso. El criterio define el techo.
Entre ambos se construye la ingeniería que protege vidas, activos y continuidad operativa.

La norma guía.

El criterio protege.

El mayor riesgo en la industria no es la falta de cumplimiento, sino la falta de interpretación consciente.

Cumplir con las normas es obligatorio, pero entender su espíritu y aplicarlo con responsabilidad es lo que realmente salva vidas.

Por Ivonn Ochoa

#120 DA 211125 El humo no siempre sube: El fenómeno que puede dejar “ciegos” a los sistemas de detección

En múltiples incidentes documentados en bodegas, centros logísticos y naves industriales alrededor del mundo, se ha observado un patrón inquietante: el incendio avanza, el humo ya está presente a la altura de los ocupantes… pero los detectores del techo nunca activan.

Al diseñar los sistemas de detección automáticos solemos asumir que el humo siempre ascenderá hasta el techo, activará los detectores y permitirá una respuesta temprana. Sin embargo, la dinámica del humo no siempre es tan predecible.
Existe un fenómeno físico silencioso, y frecuentemente pasado por alto en el diseño de alarma, que puede retrasar gravemente la detección: la estratificación del humo.

Este fenómeno físico, silencioso y frecuentemente ignorado en los diseños de detección, puede retrasar gravemente la activación del sistema de alarma. Y cuando la detección falla, también lo hacen la evacuación, la respuesta del personal y la activación de sistemas dependientes.

Cuando ocurre la estratificación, el humo deja de subir, se estabiliza a cierta altura y puede impedir que los detectores instalados en el techo entren en alarma. Esto no solo compromete la detección temprana: también afecta todas las funciones dependientes de ella, desde notificación hasta la operación de sistemas especiales.

¿Qué es la estratificación del humo?

La estratificación es un fenómeno físico que ocurre cuando el humo caliente generado por un incendio asciende por flotabilidad, pero pierde ese impulso en algún punto y deja de subir.

Esto sucede cuando la temperatura del humo en ascenso se iguala con la del aire circundante. Al desaparecer la diferencia de densidad:

  • El humo pierde flotabilidad
  • Se dispersa horizontalmente
  • Y forma una capa estable, la capa de estratificación.

En términos simples: Sí hay humo en el recinto… pero no llega al techo.

¿Cómo se forma la estratificación?

El proceso se explica por la dinámica de convección y las condiciones térmicas del espacio:

  1. El fuego genera gases calientes que ascienden por menor densidad.
  2. Durante el ascenso, el humo se enfría al mezclarse con el aire ambiente.
  3. Si la temperatura del humo se iguala con la del entorno, pierde flotabilidad.
  4. A partir de ese punto, se acumula horizontalmente y deja de subir.

Ejemplo típico:
Un almacén de 9 m de altura, un incendio pequeño puede generar una columna de humo que asciende solo a 6–7 m.
Un detector instalado a 9 m nunca “ve” el humo, aun cuando la zona ocupada ya esta contaminada.

Impacto en la detección de incendios

Las consecuencias pueden ser críticas:

  1. Detectores en techo que no activan o lo hacen demasiado tarde.
  2. Progresión silenciosa del incendio aunque ya exista humo en la zona ocupada.
  3. Evacuación tardía por ausencia de señal de alarma.
  4. Retraso en sistemas dependientes de la detección: liberaciones, notificación masiva, compuertas de humo o sistemas de pre–acción.

La estratificación puede convertir un diseño aparentemente correcto en un sistema inefectivo en condiciones reales.

Requisitos y recomendaciones normativas

NFPA 72

Reconoce la estratificación como causa de fallas en la detección en techos altos, fríos o con movimiento de aire. Recomienda:

  • Instalar detectores por debajo de la posible capa de estratificación
  • Emplear alternativas como sistemas de muestreo de aire (Aspiración) en espacios complejos

NOM-002-STPS

Aunque no menciona el término directamente, exige que la detección sea oportuna y efectiva en toda el área de riesgo, lo que obliga a considerar la dinámica térmica del humo en espacios altos.

FM Global Data Sheets (5-48)

Es uno de los documentos más explícitos sobre este fenómeno. Señala que:

  • En techos altos la estratificación puede impedir la detección,
  • Los sistemas de muestreo de aire son la solución preferida en almacenes, centros logísticos y riesgos similares.

Soluciones y estrategias de diseño

1. Detectores por aspiración (VESDA)

  • Aspiración continua del aire mediante una red de tuberías.
  • Permite muestrear distintas alturas.
  • Es la solución más confiable en techos altos o con sistemas de HVAC significativos.

2. Detectores a múltiples alturas

  • Instalación en techo y niveles intermedios.
  • Ideal cuando la altura supera los límites prácticos de la detección puntual.

3. Pruebas con humo caliente

  • Validad la idoneidad de la ubicación de los detectores.
  • Útil en la puesta en marcha de espacios altos o con sistemas HVAC complejos.

4. Análisis de ventilación y manejo de aire

  • Los sistemas HVAC pueden generar estratos térmicos.
  • Ajustar flujos puede ser clave para asegurar que el humo llegue a los puntos de detección.

Conclusión

La estratificación del humo es un fenómeno poco visible, pero con un impacto en la eficacia de la detección de incendios.
Comprender cómo se forma y cómo interactúa con la arquitectura y la climatización es esencial para diseñar sistemas que realmente detecten a tiempo.

Las normas líderes coinciden: no basta con colocar detectores en el techo.
En espacios altos, con ventilación forzada o diferencias térmicas, la detección debe considerar la estratificación mediante:

  • Detectores en niveles intermedios,
  • Sistemas por aspiración,
  • Pruebas especializadas.

O nuevas tendencias como:

  • Detectores multicriterio
  • Modelación CFD para validar estratificación
  • Integración de sistemas HVAC inteligentes

En un incendio, segundos hacen la diferencia.

Un diseño que no solo cumple con la norma: protege vidas incluso en condiciones adversas.

Ing. David Trejo

Baja Desigin Engineering

#119 EO 141125 Entregas por etapas vs. revisión integral: un dilema en proyectos SCI

En el mundo de los sistemas contra incendios (SCI), hay una práctica que se ha vuelto casi un reflejo automático: revisar el proyecto completo, de principio a fin, antes de emitir una opinión técnica o una aprobación. Esto es especialmente cierto cuando se trata de proyectos que buscan cumplir con los criterios de FM Global, donde la revisión parcial simplemente no es la norma.

Pero ¿qué pasa cuando llegamos a una obra donde nos piden entregas por etapas?
¿Qué ocurre cuando el cliente, el constructor o el supervisor solicita revisar “solo la planta baja” o “solo la red hidráulica sin los rociadores”?

La respuesta es clara: nos cuesta trabajo.
Y no es por falta de capacidad, sino por una cultura técnica arraigada que prioriza la visión integral del sistema.

¿Por qué se revisa todo el SCI completo?

1. Naturaleza sistémica del SCI

Un sistema contra incendios no es una colección de partes aisladas. Es un sistema interdependiente, donde cada componente —desde la bomba hasta el último rociador— debe funcionar en armonía.

Revisar solo una parte sin conocer el resto puede llevar a errores de diseño, incompatibilidades hidráulicas o incumplimientos normativos.

2. Requisitos de FM Global

FM Global, como aseguradora y certificadora, exige una visión completa del sistema. Sus Data Sheets no solo evalúan componentes individuales, sino cómo interactúan en conjunto.

Por ejemplo, la hoja 2-0 (Fire Protection Systems) establece que el diseño debe garantizar cobertura total, presión adecuada en todos los puntos y compatibilidad entre subsistemas.
Esto no se puede validar por partes.

3. Costumbre técnica de consultores y diseñadores

Muchos consultores, diseñadores y revisores han sido formados bajo la lógica de la revisión integral.
Han aprendido a detectar errores, inconsistencias o riesgos viendo el sistema completo: planos, memoria de cálculo, curvas de bomba, diagramas de control, etc.

Cuando se les presenta solo una parte, su reacción natural es:

“No puedo opinar hasta ver todo.”

¿Qué pasa cuando nos piden entregas por etapas?

En algunos proyectos, especialmente en construcción acelerada o con múltiples contratistas, se solicita que el SCI se entregue por fases:

  • Primero la red subterránea
  • Luego la planta baja
  • Después los niveles superiores
  • Finalmente la conexión a la bomba

Desde el punto de vista operativo, esto puede tener sentido.
Pero desde el punto de vista técnico y normativo, genera fricción.

Problemas comunes:

  • Falta de contexto: No se sabe si lo entregado es compatible con lo que vendrá después.
  • Dificultad para validar cálculos hidráulicos: No se puede verificar si la bomba propuesta cubrirá toda la red si solo se entrega una parte.
  • Riesgo de retrabajo: Si se aprueba una etapa sin ver el todo, puede haber que rehacerla cuando se integre al sistema completo.
  • Tensión entre equipos: El diseñador quiere entregar por partes, pero el revisor exige el todo. El cliente quiere avanzar, pero el consultor se detiene.

¿Cómo podemos resolver este dilema?

✅ 1. Reconocer la diferencia de enfoques

No se trata de quién tiene la razón, sino de entender que hay dos lógicas distintas:

  • La lógica del avance constructivo por etapas
  • La lógica del diseño y revisión integral del SCI

Ambas son válidas, pero deben dialogar.

✅ 2. Establecer criterios desde el inicio del proyecto

Si el proyecto se entregará por fases, esto debe estar claramente definido en el contrato, el cronograma y los términos de revisión.
También debe incluirse una estrategia para validar el sistema completo al final.

✅ 3. Usar herramientas de modelado y simulación

El uso de software BIM, plataformas colaborativas y simuladores hidráulicos permite visualizar el sistema completo, incluso si se entrega por partes.
Esto facilita la revisión progresiva sin perder la visión global.

✅ 4. Capacitar a todos los actores

Diseñadores, revisores, supervisores y clientes deben entender por qué se revisa todo el SCI y qué riesgos implica no hacerlo.
Esto no es burocracia: es prevención.

Reflexión

Cuando decimos “nos cuesta trabajo revisar por etapas”, no estamos siendo inflexibles.
Estamos defendiendo una práctica que busca garantizar la seguridad, la funcionalidad y la conformidad normativa del sistema.

Pero también es cierto que los proyectos evolucionan, y que debemos encontrar formas de adaptar nuestras metodologías sin comprometer la calidad técnica.

La solución no está en revisar todo o nada.
Está en crear puentes entre la lógica del diseño integral y la lógica del avance por fases.
Y eso requiere comunicación, planeación y herramientas adecuadas.

Conclusión

En los sistemas contra incendios, la revisión integral no es un capricho: es una necesidad técnica.
Pero cuando el proyecto exige entregas por etapas, debemos estar preparados para adaptar nuestros procesos sin perder rigor.

Esto implica reconocer nuestras costumbres, entender las dinámicas del proyecto y establecer acuerdos claros desde el inicio.

Porque al final, lo que importa no es si revisamos por partes o en conjunto…
sino que el sistema funcione, proteja y cumpla.

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